domingo, 7 de junio de 2015

MADRE (Edgardo Tello)


Desde el recuerdo
grato
de la sangre
te llamo
como un niño
que ha perdido sus juguetes.
Con mi soledad
de espalda a la alegría,
recorro
los cuatro metros de mi celda.
Sufro, es cierto. Pero no es por mí
sino
por haber quitado
la dulce sonrisa de tus labios.
Por eso es necesario
decirte
que las aguas amargas,
la soledad y el dolor
no cierran
a tu hijo
las Puertas de la Esperanza.
Quiero, así,
que el mensaje de mi canto
lleve
la alegría a tu costado,
cuando sepas
que en la primera aurora de nuestro pueblo
estaré a tu lado.