poema de HÉCTOR CORDERO VITAGLIC (chileno)
Cuando te bañas, tu cuerpo perfuma el agua,
las flores en el estanque tienen
un espejo donde mirarse.
Como dos veleros rojos, tus pezones
corren por el mar de mis ojos hambrientos.
Mójame con esa ola de tu alegría
que está cambiando el sentido de las cosas.
No dejes que yo vaya por el mar abierto,
¡quiero ser marinero de tus orillas!
Y una noche cualquiera, te decidas
a apagar esta sed loca que te mira,
cuando te bañas y vas perfumando el agua,
vestida con gotas infinitas de luna.