¡Indígena!
Factura de Dios.
¡Tu cuerpo no vale una cuartilla!
Que se pudra, como se pudre
la fruta maltratada en los mercados.
¡Allí... tu carne degradada
servirá de escarmiento
a tus hermanos próximos!
Ciertamente... si eres polvo y nada vales,
¿por qué no permitieron ahorrar
la bala que te voló los sesos?
Cilíndrica moneda que tiene precio
y que con tu tributo pagas a los que te gobiernan.
Desde tu nulidad, has desafiado
al nido de aguiluchos.
Has roto el bastón de mando
del Hueyi Tla'toan,
tú que a veces no cuestas
ni un céntimo al erario.
Debes desaparecer... ¡Ah!
Que se cumpla nuevamente la historia de Caín,
que sobreviva un adversario, su gemelo.
El de uniforme abrigador y botas cómodas.
Para matar, es disciplinado
y doctorado en matemáticas.
Aunque claramente y por siempre
hermano indígena, tú eres México
"milenario habitante de la selva"
que te sigues vistiendo con el arado
blanco de tus mantas y sigues labrando
la tierra con tus manos
y hasta con el rojo vivo de tu sangre.
domingo, 15 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario